El corazón más hermoso
El corazón más hermoso
Una joven estaba en el centro de una ciudad proclamando tener el corazón más bello de la región. Una multitud lo rodeó y todos admiraron su corazón…
No había marcas ni cualquier otro defecto. Todos estuvieron de acuerdo en que aquél era el corazón más bello que hubiesen visto. La joven estaba muy orgullosa de su hermoso corazón.
Un niño señaló a un anciano situado cerca de la multitud y dijo:
- Ese anciano tiene un corazón mas hermoso que el tuyo.
La multitud y la joven miraron rápidamente al anciano, que humildemente mostró su corazón, que estaba latiendo con vigor, pero tenía muchas cicatrices. Tenía lugares en que se habían removido pedazos habiéndose colocado otros en su lugar, pero éstos no encajaban bien, causando irregularidades. En ciertos puntos del corazón, incluso faltaban pedazos.
La joven al ver el corazón del anciano dijo:
- Pequeño, debes estar bromeando… compara nuestros corazones, el mío está perfecto, intacto y el suyo es una mezcla de cicatrices y agujeros
- Así es… – Replicó el anciano – viéndolo tu corazón parece perfecto, pero yo no cambiaría el tuyo por el mío. Mira… cada cicatriz representa una persona a la cuál le di mi amor, cogí un pedazo de mi corazón y se lo dí a cada una de esas personas que me dieron también un pedazo de su propio corazón para que lo pusiera en el mío, pero como los pedazos no eran exactamente iguales, posee irregularidades. A ti no te agradan, pero son maravillosas, porque me traen recuerdos del amor que compartí con otras personas. Algunas veces entregué pedazos de mi corazón a quien no me retribuyó, por eso tiene agujeros y duelen, permanecen abiertos, recordándome el amor que sentí por esas personas…. Todavía espero que un día ellas me correspondan llenando ese vacío…
- ¿Que te parece? – dijo el niño- ¿ahora entiendes en qué consiste la verdadera belleza?
La joven se quedó callada y las lágrimas rodaron por su rostro, se aproximó al anciano arrancó un trozo de su perfecto corazón y se lo ofreció al anciano, quien retribuyó el gesto.
La joven miró su propio corazón, que ya no era perfecto como antes… pero ahora era bello que nunca.
“La verdadera belleza de un corazón nunca puede ser exterior. Un corazón es bello cuando ha aprendido a amar de verdad”.